Q: Antes de descubrir la Oración Centrante, practicaba la meditación usando un mantra. En algún lugar del camino me encontré dentro de un espacio como la hendidura de una roca, que consideré mi yo creado escondido con Cristo en Dios. Disfruté yendo a mi espacio especial, especialmente por la noche mientras me acostaba en la cama preparándome para dormir. También visitaba periódicamente este espacio secreto para orar o para comulgar con el Espíritu Santo. Un día descubrí un manantial de agua viva en mi espacio sagrado especial. Ahora bebo de esta agua (en mi mente) y me maravillo de la bondad de Dios al proporcionarme tal espacio. Mi pregunta: ¿Está bien practicar la Oración Centrante desde este espacio sagrado, o necesito profundizar más en mí mismo?
A: Me conmovió profundamente tu descripción de tu espacio sagrado, recordándome el aposento interior del que habla el Señor en Mateo 6:6.
Empecé a reflexionar por qué el Señor te llevó a la práctica de la Oración Centrante, donde se nos invita a dejar ir todos los pensamientos, imágenes, sentimientos, etc. ¿Será que el Señor te está pidiendo que profundices en la oración y dejes ir la imagen de su espacio sagrado, tal vez usándolo como un vestíbulo para la Oración Centrante, pero liberándolo una vez que comience. Esto podría compararse con lo que Jesús le dijo a María Magdalena —“no me toques”— invitándola a entrar en una relación más profunda. No sé; esto es para que lo disciernas. Como parte de su discernimiento, les recomiendo una práctica diaria de Oración Centrante durante 30 días siguiendo las cuatro pautas de la oración, especialmente la pauta 3. Tengan presente que la Oración Centrante es una oración de consentir la presencia y acción de Dios en nuestras vidas, permitiéndonos Dios para amarnos en los términos de Dios y a la manera de Dios.
Espero que esto te ayude a encontrar una respuesta a tu pregunta: ¿Está bien practicar la Oración Centrante desde este espacio sagrado, o necesito profundizar más en mí mismo?
En oración, el padre Carl
