English Transcript
So, what Lectio Divina really is, is a conversation with the Holy Spirit, based on the text. So, the conversation is not confined to the text but uses the text as a point of departure perhaps to talk of other things, or to move to other levels of communion, one of which is beyond words and winds up in resting in God, based on the text or the mystery or the event that one had been reflecting upon, or reading prayerfully, or expressing particular acts of the will in the form of adoration, thanksgiving, petition and so on. In other words, you’re relating to the text, but peacefully, and moving beyond it when attracted to do so, and returning to it when that attraction diminishes. In other words, one was weaving one’s way through whatever text one was [reading] and one was not primarily concerned with the literal meaning of the text, or the roots of words, except insofar as these might throw a light on – and they most certainly do. That’s why the study of Scripture, at another time, study and not Lectio Divina, is very useful if you have the time. But in this blessed culture, rushing around at ever-greater speeds, and with more and more noise and the intrusion of every kind of information you can imagine, everything is contrary to the movement of Lectio Divina as a source as to how you teach people to take enough time and to have the right attitude and the ease with which to converse with God, without doing all the talking oneself, or without limiting it to the literal meaning of the text.
Semana de Agosto 31 – El Movimiento de la Lectio Divina
Así que en realidad la Lectio Divina es una conversación con el Espíritu Santo, a partir del texto. La conversación no se circunscribe al texto, sino que lo usa como punto de partida, quizá, para hablar de otras cosas, o para pasar a otros niveles de comunión, a un nivel que está más allá de las palabras y termina en descansar en Dios, a partir del texto o el misterio o el evento sobre el que se ha estado reflexionando, o leyendo con actitud de oración, o expresando actos específicos de la voluntad en forma de adoración, acción de gracias, petición y demás.
En otras palabras, nos relacionamos con el texto, pero pacíficamente, y vamos más allá de él cuando nos sentimos atraídos a hacerlo, y regresamos a él cuando esa atracción disminuye. Es decir que estamos considerando cuidadosamente cualquiera que fuera el texto que estamos leyendo y no estamos atentos al significado literal del texto, o la etimología de las palabras, excepto en la medida en que pueda iluminarnos – y por cierto lo hace.
Es por eso que el estudio de las Escrituras, en otro momento – el estudio y no la Lectio Divina – es muy útil si disponemos de tiempo. Pero en esta bendita cultura nuestra, yendo de prisa en toda dirección cada vez más rápidamente, y con más y más ruido y la intromisión de todo tipo de información que podamos imaginar, todo se opone al movimiento de la Lectio Divina, que muestra como enseñar a las personas a que se tomen el tiempo suficiente y tengan la actitud correcta y la tranquilidad para conversar con Dios, sin que tengan que ser ellos los que tengan que hablar todo el tiempo, o sin limitarse al sentido literal del texto.