Transformation in Christ, as Christ

English Transcript

Our identity is so penetrated and suffused and transformed and glorified itself, that there is nothing but Christ.  No motive but Christ.  No love but Christ. But Christ's love includes everything else.  And the love of everything else.  So there's no separation of anything that was good in our lives, or any relationship that was good in our lives; or if it wasn't so good, that’s healed also in this process.  So that the ultimate consciousness, then, begins to be, There is no other.  There is just God who is all in all.  And this "no-otherness" is not the rejection or diminution or the loss of anything that was good, but rather the elevation and enhancement and assimilation of everything.  So that all is good becomes utterly suffused by the divine goodness and enhanced to infinite degree.  So that we can say with Paul, "It hasn't entered into the mind of a human being what God has prepared for those who love him."  And what God has prepared is to transform us into himself, to glorify in us everything that was his gift, and to enable us to relate to everything that was his gift in everyone else.  So that truly there remains what might be called the Cosmic Christ that fills all the universe, or universes as the case may be, with the delight and the love and the transcendent being of That Which Is.  And which is available to everyone, not on the basis of their talents, or intelligence or ingenuity, but simply on the basis of God's infinite goodness.  And the total gratuity of his hospitality, that extends to every human being, at least as an offer, the divine Essence itself, than which there is no more delicious nourishment, body, soul or spirit.

Semana de diciembre 28 – Transformación en Cristo, Como Cristo

Nuestra identidad está tan penetrada y bañada y transformada y glorificada que ya no hay nada más que Cristo. No hay propósito que no sea Cristo. No hay amor que no sea Cristo. Pero el amor de Cristo incluye todo lo demás. Y el amor a todo lo demás. Así que no hay separación de nada que sea bueno en nuestra vida, ni de ninguna relación que sea buena en nuestra vida, y si no fue tan buena eso también es sanado en el proceso. De modo que la máxima conciencia comienza a ser, por lo tanto, No hay ningún otro. Sólo existe Dios, que lo es todo en todo. Y esta conciencia de “no haber ningún otro” no es un rechazo o disminución o pérdida  de nada que haya sido bueno, sino una elevación y mejora y asimilación de todo. De manera que todo lo bueno se empapa de la bondad divina y se mejora hasta un grado infinito. Podemos entonces decir con Pablo que la mente humana no alcanza a imaginar todo lo que Dios ha preparado para los que lo aman.” Y lo que Dios ha preparado es transformarnos en Si mismo, para glorificar en nosotros todo lo que ha sido su don, y para permitirnos relacionarnos con todo lo que ha sido su don en los demás. Por lo que, verdaderamente, solo queda lo que podríamos llamar el Cristo Cósmico, que llena todo el universo, o universos si cabe, con el deleite y amor y el ser trascendente de Lo Que Es. Y eso está disponible para todos, no debido a nuestros sus talentos, o inteligencia o ingenio, sino simplemente por la bondad infinita de Dios. Y esta hospitalidad es totalmente gratuita y se extiende a todo ser humano, al menos como ofrecimiento – la Esencia Divina misma – y no hay alimento más delicioso para el cuerpo, el alma o el espíritu.